Tiempos
Cada día trae su luz y su obscuridad, su principio y su final.
No aferrar la arena que se marcha de nuestras manos para reencontrarse con la playa, es un gesto de sabiduría.
Hay cosas para las que, no entender sus tiempos, consigue malograr lo que de otra forma podría ser una grata memoria.
Cuando nos encontramos en una situación imposible, siempre hay un ángel que nos aguarda y nos pone en el camino aquello que evita el desamparo.
Un día te puso a aquel que te rescató de la soledad y de la indiferencia.
El faro que nos aleja del naufragio, tiene una presencia justa: ni más ni menos.
Aquella canción no solo fue una manera de decirlo, fue también una especie de motivo.
Cuando después de tantas peripecias, conseguimos llegar a puerto, no hay que mirar mucho si es reino o bahía de pescadores, hay que mirar que estamos vivos.
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