Tus ojos
Cuánto hemos pasado. Momentos que vivimos y que como marcas en la roca, hoy o te son indiferentes o notas que te están contando historias de las que nunca realmente sabrás.
Qué dices, hacia dónde tus alas, marchitando las luces de otros tiempos, te quieren llevar. No las dejas. Tal vez no ves bien que tu espera se ha cumplido.
Verte ahí, más allá del silencio y del dolor, tendida, amarradas tus manos para que no busquen liberarse de los flecos de esta trama.
Te canto una canción, como en aquellos días tu lo hacías para mí. Una canción que intenta disipar las dudas.
Cómo responder a esos ojos que no saben dónde ir ni por cuál camino tomar.
¿Por qué?
Cómo enfrentar esa pregunta imposible.
Responderé diciéndote que hay preguntas que no valen la pena. Hay quebrantos que no nos permiten entender, que en esa lánguida luz de tu mirada, se encuentra el principio y el final.
Comentarios
Una noche en sueños ví
que con Jesús caminaba,
junto a la orilla del mar
bajo una luna plateada.
Soñé que veía en los cielos
mi vida representada
en una serie de escenas
que en silencio contemplaba.
Dos pares de firmes huellas
en la arena iban quedando,
mientras que con Jesús andaba,
como amigos, conversando.
Mirando atento estas huellas
reflejadas en el cielo,
algo extraño observé
y sentí un gran desconsuelo.
Observé que algunas veces,
al reparar en las huellas,
en vez de ver dos pares
veía sólo un par de ellas.
Y observaba también yo
que aquel sólo par de huellas
se advertía mayormente
en mis noches sin estrellas,
En las horas de mi vida
llenas de angustia y tristeza,
cuando el alma necesitaba
más consuelo y fortaleza.
Pregunté triste a Jesús:
"Señor, tú me has prometido
que en mis horas de aflicción
siempre andarías conmigo?.
Pero noto con tristeza
que en medio de mis querellas,
cuando más siento el sufrir,
veo un sólo par de ellas.
Dónde están las otras dos
que indican tu compañía,
cuando la tormenta azotó
sin piedad la vida mía?".
Y Jesús me contestó
con ternura y comprensión:
"Escucha bien, hijo mío,
comprendo tu confusión.
Siempre te amé y te amaré,
y en tus noches de dolor,
siempre a tu lado estaré
para mostrarte mi amor.
Mas si ves sólo dos huellas
en la arena al caminar,
y no ves las otras dos
que deberías notar.
Es que en tu hora afligida,
cuando flaquean tus pasos,
no hay huellas de tus pisadas
porque te llevo en mis brazos"