des-encuentros
A la caza de un espejismo
¿o un espejo?
en una noche esquiva
en la que los recuerdos se escabullen
entre las hendijas del pensamiento.
Los duendes se alborotan:
unos parecen venir y sin embargo se alejan,
otros parecen ya idos y sin embargo se quedarán.
Fumas, absorta y solitaria,
desnuda y pensativa,
fumas.
El esquivo humo se desliza en carruseles de luz.
Tu mirada,
sin domicilio cierto, divaga por la habitación,
deteniéndose en algún libro
o entreteniéndose con las luces de aquella ciudad
que espera tras el cristal.
Al disgregado murmullo exterior disiparás con un disco
que abandonadamente, como descuitada,
dejarás caer sobre el plato,
ahogando aquel mundo
que parecerá más lejano aún.
Hoy tu recuerdo se ha escapado
frente a este vacío poblado de mar
en el que están suspendidas,
como en islotes de luz,
distantes naves.
Ridículo sensiblero, me solías llamar rascándome la nariz.
La cuestión, decías,
es mucho más simple
y se traduce con una sola palabra:
contacto.
Apago la luz.
Tu silueta me llega ahora transformada
por la alquimia de una penumbra alucinante.
Intentemos, pues, construir aquel puente inconcluso,
variación horizontal de la Torre de Babel;
en la casa de un espejismo,
tú.
en una noche esquiva
en la que los recuerdos se escabullen
entre las hendijas del pensamiento.
Los duendes se alborotan:
unos parecen venir y sin embargo se alejan,
otros parecen ya idos y sin embargo se quedarán.
Fumas, absorta y solitaria,
desnuda y pensativa,
fumas.
El esquivo humo se desliza en carruseles de luz.
Tu mirada,
sin domicilio cierto, divaga por la habitación,
deteniéndose en algún libro
o entreteniéndose con las luces de aquella ciudad
que espera tras el cristal.
Al disgregado murmullo exterior disiparás con un disco
que abandonadamente, como descuitada,
dejarás caer sobre el plato,
ahogando aquel mundo
que parecerá más lejano aún.
Hoy tu recuerdo se ha escapado
frente a este vacío poblado de mar
en el que están suspendidas,
como en islotes de luz,
distantes naves.
Ridículo sensiblero, me solías llamar rascándome la nariz.
La cuestión, decías,
es mucho más simple
y se traduce con una sola palabra:
contacto.
Apago la luz.
Tu silueta me llega ahora transformada
por la alquimia de una penumbra alucinante.
Intentemos, pues, construir aquel puente inconcluso,
variación horizontal de la Torre de Babel;
en la casa de un espejismo,
tú.
Comentarios
Sé que perdí la razón, fui detrás del corazón; y que a pesar de lo que amé como jamás había amado no supe amarte a ti lo sé.
Es locura, no es tristeza lo que me parte en dos la voz ¡cuánta herida¡ ¡qué belleza¡ saber que aun queda mucho amor...
Sabes Amar realmente? Has sabido alguna vez que es el Amor de verdad?
Espero usted si haya encontrado el amor de su vida!
Mejor decir "te amo" a "te odio" ¿no?
Alguna vez leí una frase de Lou Andreas-Salome "no puedo amarte, demasiado cerca tengo mi dolor".
¿El amor de verdad? Creo que de verdad no me preocupa. Tal vez porque lo que está en juego, al menos para mi, nunca ha sido del todo falso, por así decirlo.
NO ME SAQUES DE TU MENTE
NO ME ALEJES DE TU CORAZÓN
TU ERES MI PADRE PATRIA
PORQUE NO TENGO MÁS FRONTERAS QUE TUS POROS.
sus montañas saladas se alejan,
pero vuelven;
abren las cicatrices de la arena;
rebosan de infinito los ojos que lo miran.
El mar regresa siempre
porque siempre está solo;
vuelve a buscar las playas.
Regresa.
Sabe que te hallará
porque los que están solos
saben que alguien está siempre esperándolos.
II
El mar no acaba nunca de regresar;
apenas lo has mirado ya se ha ido;
apenas lo has perdido
y ya te encuentra.
Para decirle adiós
es necesario no irse nunca;
quedarse junto a él,
frente a frente y sin prisa,
pegar tus labios a su beso húmedo
y sentir que no hay tiempo,
que no hay lugar,
que no hay límites;
saberlo, y nada más,
como cuando se ama,
como se afirma uno al ser que ama,
como hace uno razón
la fe,
la dictadura
del amor.
III
En la tumba del mar crecen cofres cerrados,
botellas que nunca han sido abiertas,
canciones olvidadas,
elementos nocturnos que se han perdido.
El mar les da cobijo bajo su frágil cuerpo
y los pone a danzar en la noche
para que se enamoren.
Hay campanas también, nombres y huesos,
cartílagos que ya se disolvieron,
elementos del día,
material de los sueños.
Yo me pongo a soñar esta materia
para que cuando duerman mis hijos su alegría
vean lo que el amor ha conservado
más allá de la arena y de la ceniza.
Juan Domingo Argüelles