des-encuentros
A la caza de un espejismo ¿o un espejo? en una noche esquiva en la que los recuerdos se escabullen entre las hendijas del pensamiento. Los duendes se alborotan: unos parecen venir y sin embargo se alejan, otros parecen ya idos y sin embargo se quedarán. Fumas, absorta y solitaria, desnuda y pensativa, fumas. El esquivo humo se desliza en carruseles de luz. Tu mirada, sin domicilio cierto, divaga por la habitación, deteniéndose en algún libro o entreteniéndose con las luces de aquella ciudad que espera tras el cristal. Al disgregado murmullo exterior disiparás con un disco que abandonadamente, como descuitada, dejarás caer sobre el plato, ahogando aquel mundo que parecerá más lejano aún. Hoy tu recuerdo se ha escapado frente a este vacío poblado de mar en el que están suspendidas, como en islotes de luz, distantes naves. Ridículo sensiblero, me solías llamar rascándome la nariz. La cuestión, decías, es mucho más simple y se traduce con una sola palabra: contacto. Apago la luz. Tu siluet...