Rafael Correa
Este bello país que es Ecuador, tiene gente tan cálida y lugares de maravilla, sin embargo ha sido constantemente estafado, abusado y nada podrá hacer que el tiempo y la gente que ha sufrido por ello, se recuperen.
Si la izquierda aquí -y en general en muchos sitios- ha estado plagada de idealizaciones estériles e intereses vestidos de dogmatismo, no es menos cierto que esas izquierdas nunca tuvieron un poder real en Ecuador, más bien enfocado, por ejemplo a ciertos gremios, como el de la educación, en el que la tónica nunca ha sido otra que la sindicalista, donde ganar más y trabajar menos es el horizonte. La derecha, que ha dominado ampliamente, en diferentes versiones, los mecanismos reales del poder, nunca ha estado cohesionada, nunca ha planteado nada consistente como proyecto, ni tuvo la entereza de construir una nación. Sobre todo en las últimas décadas, ha sido la derecha del "pierden ustedes y gano yo", cuya voracidad no tiene límites. Derecha ciega, ambiciosa hasta la obscenidad, que ni siquiera dio oportunidad a la generación de sus nuevos cuadros, porque la rosca es diminuta y la ambición inmensa.
Si la izquierda aquí -y en general en muchos sitios- ha estado plagada de idealizaciones estériles e intereses vestidos de dogmatismo, no es menos cierto que esas izquierdas nunca tuvieron un poder real en Ecuador, más bien enfocado, por ejemplo a ciertos gremios, como el de la educación, en el que la tónica nunca ha sido otra que la sindicalista, donde ganar más y trabajar menos es el horizonte. La derecha, que ha dominado ampliamente, en diferentes versiones, los mecanismos reales del poder, nunca ha estado cohesionada, nunca ha planteado nada consistente como proyecto, ni tuvo la entereza de construir una nación. Sobre todo en las últimas décadas, ha sido la derecha del "pierden ustedes y gano yo", cuya voracidad no tiene límites. Derecha ciega, ambiciosa hasta la obscenidad, que ni siquiera dio oportunidad a la generación de sus nuevos cuadros, porque la rosca es diminuta y la ambición inmensa.
Muy lejos está el tiempo de aquella derecha que acunó benefactores que donaron fortunas con fines sociales y que crearon por ejemplo en Guayaquil instituciones como la Junta de Beneficencia que de ellos pasó a manos de sus administradores los cuales, hasta donde sé, de donar creo que ni la hora.
Por ello, si bien es cierto que Rafael Correa adolece de algunos problemas, como es el de no tener que dar realmente cuenta a una base orgánica que lo sustente y lo direccione, lo que lo sesga a formas de caudillismo no extrañas en nuestras tierras; después de una detenida reflexión, debo aceptar que no hay otro camino para hacer que este país deje de ser la hacienda de unos cuantos. Lo importante es que no pase a ser la hacienda de otros cuantos y que entendamos que es crucial el concepto de resultados: efectos y no meras escenificaciones, que pueden complicar procesos al generar reacciones. Hay que aprender a jugar ajedrez y a dejar esquematismos de macateta.
Por ello, si bien es cierto que Rafael Correa adolece de algunos problemas, como es el de no tener que dar realmente cuenta a una base orgánica que lo sustente y lo direccione, lo que lo sesga a formas de caudillismo no extrañas en nuestras tierras; después de una detenida reflexión, debo aceptar que no hay otro camino para hacer que este país deje de ser la hacienda de unos cuantos. Lo importante es que no pase a ser la hacienda de otros cuantos y que entendamos que es crucial el concepto de resultados: efectos y no meras escenificaciones, que pueden complicar procesos al generar reacciones. Hay que aprender a jugar ajedrez y a dejar esquematismos de macateta.
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